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Principales rasgos de un verdadero cristiano

Si los dos millones de personas que se clasifican como cristianos fueran auténticos cristianos, tendríamos un mundo completamente diferente. Tendríamos menor número de personas muy pobres, mucho menor número de crímenes y un número creciente de personas que hacen felices a otras personas.

Por desgracia y muy lastimosamente, la gran mayoría de esas personas o más que están diciendo ser cristianos son cristianos ficticios. No son auténticos ya que no muestran los signos de un verdadero cristiano.

Tenemos billetes de dinero ficticios, documentos ficticios, transcripciones ficticias de registros, certificados ficticios, firmas ficticias. Pero la peor y más peligrosa falsificación no es dinero o documento, sino un cristiano ficticio. La causa es por el hecho de que un cristiano ficticio puede crear estragos no solo en los bancos o en el empleo, sino en todos los sectores de la sociedad.

Fueron los cristianos ficticios quienes han estado librando guerras a través de estos siglos, incluidas las dos guerras mundiales, poniendo a la muerte a millones de seres humanos. Para reconocer quiénes son estos cristianos ficticios, precisamos conocer los signos de un auténtico cristiano. Hay tres signos más importantes.

Primero, el auténtico cristiano es ese que ya no está buscando algo en este mundo para salvarse a sí mismo o hacerse feliz. Si usted ha estado en una celebración de Pascua con un huevo de Pascua, usted sabría lo que deseo decir.

En una celebración de Pascua donde la gente busca el huevo de Pascua se ve a chiquillos y adultos caminando, buscando el ansiado huevo de Pascua, un huevo de color oculto en los muebles, en la hierba, en otros sitios en torno al lugar de la celebración. Siguen buscando este huevo de Pascua hasta que se halla. La mayor parte de las veces hay muchísimos de estos huevos y la gente busca más y más de ellos, hasta que el moderador del juego le está diciendo a la gente de celebración que se ha hallado el número total de huevos de Pascua.

Esto es lo que hace la gran mayoría de la gente. Ellos están buscando algo que puede hacerlos felices. Algunas personas están pensando que eso se halla en dinero y más dinero, por lo que adquieren más de eso. Otros consideran que eso se halla en tener tres buenas comidas al día, un techo resistente sobre su cabeza y un conjunto de ropa cómoda. Entonces trabajan para estos día a día. Aún otros consideran que pueden encontrar la felicidad en honor. Por lo que están buscando formas y medios para transformarse en personas famosas, ya sea en la escuela, en la industria del cine o en la política o en otras áreas.

El auténtico cristiano ha hallado la felicidad plena y sabe dónde la ha hallado: en un encuentro con Dios en Cristo. Este encuentro sucede cuando ha escuchado personalmente la palabra de Dios que le ha hablado y ha respondido en consecuencia. Sin esta vivencia personal de Dios dirigiéndose a sí mismo no hay auténtico cristiano.

En el caso de Charles Haddon Spurgeon, ha tenido este encuentro personal cuando escuchó a Dios hablarle personalmente por medio de un predicador: «Mírame…» de Isaías 45:22.

En el caso de Teresa Martín, escuchó la palabra personal de Dios cuando leyó Proverbios 9:4: «El que sea pequeño, venga a mí.»

Esta vivencia personal con la palabra de Dios no es algo reservado a los santos o grandes cristianos. Esta es la experiencia precisa de todo auténtico cristiano. Eso hace que la persona descubra dónde está la auténtica felicidad, en Cristo y solamente en Él.

Debido a esta vivencia, el auténtico cristiano deja de buscar algo que verdaderamente satisfaga su sed de felicidad. Ella lo ha hallado y se nota en su vida. Ella no va y viene aquí y allá en busca de algo para hacerla feliz. Ella ha hallado la felicidad y se nota en su comportamiento.

El segundo signo más importante de un auténtico cristiano es que está aprendiendo sobre el Cristo. Y eso se muestra en sus juicios y también en sus palabras.

Una definición simple pero muy correcta de un cristiano es que ella es un aprendiz de Cristo, por el hecho de que el significado fundamental de «discípulo» en de Grecia es «aprendiz». Si un cristiano es un discípulo de Cristo, entonces él es un aprendiz. Él aprende algo del Cristo a diario.

Para hacer eso ella tiene un libro o una cadena de cuentas para reflexionar sobre la vida y las obras de Cristo. Y no lo hace por el hecho de que un maestro de religión o grupo de estudio bíblico le haya dicho que lo haga. Ella lo hace por el hecho de que quiere a Cristo y quiere saber más sobre él. Eso se hace a diario, no de vez en cuando.

Esta segunda señal de un auténtico cristiano desautoriza a casi todos aquellos quy además van a la iglesia diariamente o una vez por semana para ser llamados auténticos cristianos. Eso se debe a que están contentos con ir a la iglesia diariamente o una vez cada semana y jamás avanzar en su conocimiento personal del Cristo.

El tercer signo de un auténtico cristiano es algo que Jesús mismo expresó que era el auténtico signo de sus fans. Y este signo es algo que no puede ser falseado. Es tan simple y no obstante no puede ser producido por el mero esfuerzo humano. Es producido por Dios en nosotros y por medio de nosotros. A menos que este signo sea claro en nuestras vidas, no podemos decir que somos auténticos cristianos.

Este tercer signo es el amor

Pero no es solo una clase de amor lujurioso. Es el amor que perdura por medio de la muerte y alén de la muerte. No es un estupendo sentimiento para la persona junto a ti a quien te agrada.

Más allá del amor a Dios y el amor al prójimo, este es el amor a otros auténticos cristianos. El auténtico cristiano está sintiendo una profunda compatibilidad con otros auténticos cristianos, una semejanza más fuerte que los lazos de familia. Y quiere a los demás auténticos cristianos no con su amor humano, sino con el amor de Cristo mismo.

Aún así, ¿cómo se muestra este amor de Cristo mismo por los demás auténticos cristianos con el fin de que otras personas puedan verlo? Se muestra cuidando hasta lo más absoluto, igual que Jesús cuidó de esta persona hasta lo más absoluto.

Estos son los tres signos más importantes de un auténtico cristiano:

  1. El auténtico cristiano ya no está buscando algo para hacerla feliz; ha hallado lo que la hace completamente feliz por medio de un encuentro personal con la Palabra de Dios.
  2. El auténtico cristiano aprende sobre el Cristo diariamente. Ella descubre algo nuevo sobre el Cristo a diario. Y ella sigue aprendiendo sobre el Cristo.
  3. El auténtico cristiano tiene un amor genuino por los demás auténticos cristianos, un amor que viene de Jesús mismo, demostrado por el cuidado de los demás cristianos hasta el máximo.

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No es el bautismo ni ningún otro sacramento, ni hacer buenas obras a nuestros semejantes, ni ir a la iglesia y efectuar actividades religiosas o de la iglesia que están diciendo a otros que somos auténticos cristianos. Es una sensación de felicidad total que se irradia a nuestro alrededor, un deseo continuo de aprender más sobre Cristo y el amor genuino de Cristo por el otro auténtico cristiano que están diciendo a los otros que somos auténticos cristianos.


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